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Cómo conseguir sus objetivos. Establezca un plan profesional a largo plazo

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✦ Piense en dónde le gustaría estar en tres años. Ése es un plazo de tiempo razonable para darse cuenta de los grandes cambios.

✦ Examine sus objetivos. ¿Son lo suficientemente ambiciosos? No se tomará muy en serio sus planes si su objetivo es simplemente no fracasar.


✦ Desglóselo. Piense en los pasos que tiene que dar para llegar a cada objetivo. Haga un esquema de los pasos generales, incluyendo un plazo de tiempo para llevarlos a cabo.

✦ Identifique las habilidades que le faltan. No haga planes que le lleven al fracaso: piense bien sus objetivos. Haga una lista de todas las habilidades y competencias que usted necesita adquirir o mejorar. De nuevo, incluya un plazo de tiempo para cada una.

✦ Evalúe cada objetivo. Para cada punto en su lista, pregúntese “¿Es alcanzable?”. Si, por ejemplo, usted necesitara adquirir un gran número de nuevas habilidades, ¿puede permitirse la formación, tanto en términos de tiempo como de dinero?

✦ Cree un plan de un año de duración. Usted comenzó el ejercicio con un plan a más largo plazo que le ayudó a ver lo que podía conseguir. Ahora, debe sacar los pasos intermedios. Asegúrese de incluir las fechas límite para llegar a esos objetivos predeterminados.

✦ Comprométase con ello. Añada esos pasos del plan de un año de duración a su calendario u organizador. Por cada punto significativo, haga una anotación. Realizando este gesto, incrementará su compromiso con el cumplimiento de ese objetivo.

Es muy común tener un listado de objetivos pendientes en la mente, que semana tras semana, mes tras mes, incluso año tras año, nos repetimos, pero no somos capaces de materializar; como hacer deporte, quitarse esos kilos de más, dejar de fumar, aprender idiomas…

¿Qué podemos hacer para conseguir que esos objetivos se hagan realidad?
Paso 1. Vamos a marcar y a definir los objetivos a conseguir. Para eso:
Debemos ponernos metas y objetivos que sean realistas. Debemos de tener en cuenta nuestra situación presente y nuestras posibilidades. Las metas en un principio tienen que ser menos ambiciosas de lo que nos gustaría. (Si no haces deporte casi desde el colegio, tu objetivo no puede ser correr un triatlón en dos meses, empieza por ponerte en forma y practicar deporte dos o tres días en semana). Los objetivos deben ser concretos. Es más fácil de conseguir un objetivo concreto, por ejemplo, no vale “voy a mejorar mi relación de pareja”, sino que hay que objetivar eso que queremos mejorar, por ejemplo, “voy a reservarme un día a la semana para hacer un plan con mi pareja”. O “no me voy a enfadar cuando me pida que haga algo que no me gusta, lo voy a negociar”. 

Los objetivos marcados deben depender de ti mismo, no de los demás. Por ejemplo, mi objetivo no puede ser que mi hijo apruebe, que mi pareja haga… no son cosas que dependen directamente de nosotros. Una buena forma de reformular estos objetivos sería: “voy a ayudar a mi hijo para que apruebe”, o “voy a ayudar a mi pareja para que consiga hacer…”. Incluye varias áreas en tus objetivos. Muchas veces focalizamos nuestros objetivos en una única área, a la que dedicamos mucho esfuerzo, y esto puede hacer que el resto se tambaleen, es por eso que es bueno incluir varias áreas en nuestros objetivos: a nivel familiar, a nivel profesional, a nivel de pareja, a nivel de ocio y tiempo libre, a nivel personal…, podemos ordenarlas por su grado de dificultad, de forma que según se vayan cumpliendo las primeras, esto nos reforzará y nos automotivará para continuar con los siguientes.

Paso 2. Una vez que tus objetivos están marcados y bien definidos, de forma realista y concreta, vamos a ver cómo conseguir los objetivos marcados.
Elabora un plan de acción para conseguirlo. Ya tienes clara cuál es tu meta, ¡perfecto!, ahora hay que dividirla en pequeños objetivos a realizar cada día, la idea es ir de lo global a lo específico. Partimos de los objetivos globales que queremos conseguir, luego deberemos marcarnos las tareas mensuales, semanales y finalmente las diarias. Reserva en tu agenda el tiempo dedicado a cumplir tus objetivos, si no lo haces, al final tenderás a llenar el hueco con otras actividades que se podrían haber realizado en menos tiempo. Las intenciones, sin estrategias, sin planes de acción, no sirven, y es prácticamente seguro que no las llevaremos a cabo. La intención no basta, hay que aplicar voluntad.  Como dice un proverbio chino, “hablando no se cuece el arroz”.  Y como dice el maestro Yoda a Luke Skywalker: “No, no lo intentes, hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”.

La ilusión y el optimismo nos ayudan a conseguir nuestros retos con más facilidadLa estrategia clave para conseguir nuestros objetivos es la automotivación, es decir, la capacidad para motivarse a uno mismo, y generar fuerzas desde nuestro interior que nos guíen y que nos impulsen a realizar las cosas. No esperar a que estímulos externos nos pongan las pilas. Cuando somos capaces de motivarnos por nosotros mismos nos fortalecemos, y la posibilidad de conseguir nuestros objetivos aumenta considerablemente.
Cuando somos pequeños, realizamos las cosas para recibir el refuerzo y la atención de los que nos rodean. 

A un niño la motivación de que sus padres les digan que bien los haces, ya le sirve, por ejemplo, para impulsar su aprendizaje lectoescritor, él quiere leer como todos su compañeros de la clase.
De adultos, esta estrategia ya no nos vale. Muchas veces no es posible encontrar un reforzador externo, (alguien que nos premie por nuestra actuación), y es por eso, que en muchas ocasiones, gran parte de los objetivos que nos planteamos a principio de año, se quedan olvidados y relegados en un rincón de nuestra mente.

Se trata de aprender a orientarnos hacia el logro, obteniendo como beneficio la satisfacción por el esfuerzo realizado, disfrutar no solo del objetivo conseguido, sino del proceso, del día a día en el que nos esforzamos por realizarlo. La ilusión y el optimismo que creamos nos ayuda a conseguir nuestros retos con más facilidad y a sentirnos con fuerzas para enfrentarnos a los siguientes.